La higrometría ideal de una vinoteca debe estar entre un 55 y un 75%. Una tasa de humedad insuficiente (inferior al 50%) conlleva un resecamiento de la parte superior del corcho. De esta manera, un corcho reseco se contrae y deja pasar el aire, produciendo así una aceleración en el proceso de oxidación, que perjudica la calidad del vino. El proceso contrario, es decir una humedad excesiva (superior al 80%) provoca olores nefastos para el vino y estropea las etiquetas.


